lunes, 6 de enero de 2014

Entrevista de ABC a nuestro hermano mayor

 
Día 06/01/2014

El máximo responsable de la cofradía acoge con «satisfacción» la iniciativa de ABC sobre la reproducción del paso, que arranca el domingo 12

—La Virgen de los Dolores está en muchas casas de Córdoba. Ahora, gracias a ABC y el Cabildo Catedralicio, estará en más desde el domingo 12.
 
—Todo lo que sea fomentar la devoción de Nuestra Madre siempre es acogido con gran satisfacción, y si se trata de ABC con más motivo, porque es un periódico que es cordial con esta casa.
 
 
—Se ha dicho muchas veces que la Virgen de los Dolores de alguna forma reúne a las devociones y a las cofradías de Córdoba.
 
—Lo que es evidente es que todas las imágenes son bendecidas, pero hay imágenes que además son sagradas: los Dolores, las Angustias, el Caído, la Nazarena. No quiero excluir a nadie, pero es así. Básicamente es una manifestación de fe, una expresión de vivencia religiosa, pero ante todo también hay que tener en cuenta que la Virgen es un patrimonio de Córdoba. No hay que olvidar que incluso el pueblo de Córdoba es hermano mayor de honor de la hermandad. Precisamente en el año 2015, cuando se celebra el cincuentenario de la coronación canónica de la Virgen por Pablo VI, se cumplen 40 años del nombramiento de hermano mayor de honor del pueblo de Córdoba. Eso nunca debe olvidarlo Córdoba, que hay imágenes, como los Dolores, que son atemporales. Nosotros somos meramente depositarios de una fe, de una devoción; no somos propietarios de ella.
 
 
—Como se ha dicho entonces, «Nuestra Señora de los Cordobeses».
 
—Sí. El cordobés es muy exigente en sus devociones, no tan desprendido a la hora de ofrecerse. Yo que estoy entre Córdoba y Sevilla puedo verlo: hay defectos de unos y otros. Se requería a lo mejor tener un poquito más de iniciativa, de más arrojo, de arropar a las hermandades en general. Sí, hay días señalados, pero el día a día lo ves, en personas enfermas, o que han fallecido seres queridos. Es gratificante y es doloroso verlo, porque todo aquello que se quiere duele; no hay amor sin dolor, no hay dolor sin amor.
 
 
—Una devoción intemporal incluso en la estampa, porque la Virgen de los Dolores no cambia.
 
—En la Virgen hay un cambio, que lo introduce Redel. Se habla mucho de Rodríguez Ojeda, pero el gran revolucionario en Córdoba fue Redel, que puso un manto azul tirando a turquesa y una saya roja, con profundas simbología y significación. Pero también es cierto que en todo lo que es devocional, los cambios permiten márgenes estrechos. Se identifica con la forma de ver y sentir, y de expresar esa fe. A la Virgen, incluso el mismo día en que sale a la calle, aún saliendo con el mismo exorno floral, se le ve diferente. El patrón no tiene por qué variarse, innovar es muy peligroso.
 
 
—¿No hay que moverse, entonces?
 
—Tiene una línea que hay que seguir porque somos depositarios de ella, no permite márgenes y orillas grandes; no quiere decir que no se sea creativo, pero muchas veces hay que volver a lo que era. Si nos dicen que la saya está muy abierta, nos vamos a las fotos antiguas y vemos que está muy bordada por los extremos. Lo más importante de la hermandad son nuestros titulares, y luego el archivo, donde está la vida reflejada de una serie de personas que reviven cuando nosotros los cogemos. Nos damos cuenta del tiempo que dedicaron, el amor que pusieron, la entrega, el sacrificio, la abnegación a una causa noble que no era la propia hermandad: sino el servicio a Cristo y a la Virgen.
 
 
—Pero sí que se recuerda su trabajo y lo que dejaron.
 
—Claro, pero cuando uno conoce la génesis de las cosas, se da cuenta de los avatares, las controversias, la disparidad de criterios, la armonía, la paz. Pero se da cuenta de cuál es la línea de la hermandad: desconocerla puede ser muy peligroso a la hora de afrontar determinadas cuestiones estéticas, patrimoniales, determinadas decisiones. No se innova, se puede crear dentro de la línea, pero no producir una innovación tan revolucionaria en la estética. Redel respetó la esencia religiosa de la imagen.
 
 
—¿Prefiere el Viernes de Dolores o Viernes Santo?
 
—Los dos son distintas manifestaciones, en que la gente viene a ver a la Virgen a su casa, que es la casa de los cordobeses, y cuando la Virgen sale a ver a sus hijos. Yo desde chico tengo muchas vivencias el Viernes de Dolores. El Viernes Santo es una tremenda carga emotiva y de responsabilidad, pero el Viernes de Dolores son muchas cosas. Lo ves en la residencia, en la casa, y son muchos recuerdos también cuando sale.
 
 
Fuente: Diario ABC - Edición Córdoba - 06/01/2014