viernes, 13 de marzo de 2015

La hermandad de los Dolores recupera un juego de candelabros del siglo XIX para su paso procesional

           La hermandad de los Dolores ofrecerá en su estación de penitencia del próximo Viernes Santo una silueta que mantuvo desde el último tercio del siglo XIX hasta hace unas tres décadas al recuperar un juego de candelabros para la peana de Nuestra Señora de los Dolores que le confieren su estampa más característica.
 
           Todas las piezas han sido conservadas por la cofradía servita y después de un impecable proceso de restauración realizado por la empresa cordobesa Herpoplat han recuperado su esplendor originario. El juego de candelabros consiste en dos grandes de cinco puntos de luz cada uno, realizados en metal plateado y dorado, que van situados en los extremos delanteros de la peana de la Virgen de los Dolores. Además, se completan con cuatro brazos realizados en plata de ley que se colocarán en el frontal de la misma. Aunque no se conserva en la hermandad documentación específica sobre estos candelabros, por lo que se puede suponer que fueran una donación específica, ya figuran en las primeras fotografías del paso de Nuestra Señora de los Dolores, datadas en la década de los 80 del siglo XIX. Desde ese momento han figurado en todas las salidas procesionales y se caracterízan por sus inconfundibles tulipas.
 
           De forma paralela, la hermandad ha decidido también recuperar cuatro de los angelitos que decoran la peana procesional de 1779 y que tallara para la misma el artista cordobés Francisco Arellano. Los dos mayores, que portan una cornucopia de metal dorado con flores, van situados en las ménsulas de las esquinas delanteras y los dos más pequeños escoltan al medallón central.