" Pasa ya el reloj las tres de la madrugada cuando otro
palio cruza la Plaza de la Agrupación de Cofradías. La noche está siendo
el broche de oro perfecto a un día que ha sido una fiesta del
marianismo. Jesús y María, calle de tránsito mariano en esta noche
cordobesa y los dos grandes pilares en la Fe de los cofrades.
El cansancio empieza a hacer mella, queda lejos el inicio
del viaje al amanecer. Sin embargo me falta algo, para redondear la
jornada y descansar con tranquilidad, sosiego, y felicidad plena. Me
falta volverte a ver, un poco más de cerca, con algo más de calma,
Señora de Córdoba y de mi corazón. Intento atajar a través de uno de los
maravillosos callejones de la judería cordobesa, de esos que te
transportan cientos de años atrás en el tiempo, para salir a tu
encuentro. Calle Deanes, y ahí estás; ya viene majestuosa la Virgen de
los Dolores por Judería. Con tu habitual elegancia, solemnidad y finura
te acercas cada vez más. ¿Cómo vas a pasar por aquí? ¡Si esta calleja
apenas tiene algo de acera a un lado de la calle! Te sigues aproximando,
y como si fuera un regalo más que quieres darnos por haber ido a ti, se
hace la oscuridad en la calle. Solo la cera de tu paso, envuelto en una
nube de incienso, rompe la oscuridad de la noche. Que bonita eres vista
de cerca. Que lujo para los sentidos es ver pasar tu trono a un palmo
de mi cara. Las tulipas casi rozan los balconcejos, pero la casta y
saber hacer de tus costaleros hacen que camines sin ningún problema,
firme y decidida, reina y soberana, por la estrechez de Deanes, ¡pero si
parece que te mecieran por ella cada día!
Comienzas a alejarte, tu manto, más que manto parece un
cielo de estrellas en el que querer vivir la eternidad. Dicen que solo
hay que romper el silencio si es para mejorarlo, así lo saben los amigos
de la Banda de Música Nuestra Señora de la Estrella de Córdoba, que
redondean el momento con una exquisita interpretación de Mater Mea.
Te veo cada vez más lejos, y te has llevado un trozo de mi
corazón contigo. Nos volveremos a ver Madre, no se cuando ni como, y se
que probablemente no sea con la misma magia que tú has querido regalarme
esta noche, en un momento de los que se quedan grabados a fuego para el
resto de la vida. Todo el calor, esfuerzo y cansancio han merecido la
pena."
Antonio Cabezuelo