Hoy celebramos el día de Fernado III, el Santo, hijo del rey Alfonso IX y primo hermano del rey San Luis de Francia. Fue un verdadero
modelo de gobernante, de creyente, de padre, esposo y amigo. San Fernando protegió mucho a
las comunidades religiosas y se esforzó porque los soldados de su ejército
recibieran educación en la fe. Instauró el castellano como idioma oficial de la
nación y se esmeró para que en su corte se le diera importancia a la música y al
buen hablar literario.
Propagaba por todas partes la devoción a la Santísima Virgen y en las batallas
llevaba siempre junto a él una imagen de Nuestra Señora. Y le hacía construir
capillas en acción de gracias, después de sus inmensas victorias. Este gran
guerrero logró liberar de la esclavitud y reconquistar las ciudades de: Ubeda, Córdoba, Murcia,
Jaén, Cádiz y Sevilla.
Fue canonizado en 1671 por el Papa Clemente X.
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Los emires Alhamar de Sevilla, Zayan de Valencia y Mahfuz de Niebla se habían declarado reinos independientes al Califato de Córdoba, por lo que el Emir de Córdoba firmó en 1235 una tregua de un año con Fernando III. Para esto, el emir debió pagar 430.000 maravedíes. Ese año muere Doña Beatriz de Suavia y Fernando se traslada al Norte. El emir decide no pagar lo pactado y cristianos de los consejos fronterizos dirigidos por el segoviano Domingo Muñoz toman los arrabales de Córdoba y se hacen fuertes. Además, unos desertores informaron a los cristianos de que la ciudad estaba desguarecida y sería muy fácil llegar a la ajarquía, cosa que hizo un pequeño grupo de soldados. Esto sucede en enero de 1236 y el rey, al informarse, junta fuerzas de León, de Salamanca, de Zamora y de Toro y de las Órdenes Militares y marcha hacia Córdoba. Jaime I de Aragón estaba acechando Valencia, y Aben Hud prefirió retirarse a Almería e ir a proteger esa plaza con sus barcos, dando Córdoba por perdida. Córdoba, abandonada por su emir y desalentada por el asedio, capituló el 29 de junio de 1236. El rey dejará como gobernador de la ciudad a Don Alfonso Téllez de Meneses y como gobernador militar a don Alvar Pérez de Castro.
Reconquistada la ciudad de Córdoba por Fernando III el Santo, el monarca dispuso que en la festividad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo del año 1236, la hasta entonces mezquita, y anterior Basílica de San Vicente, fuera dedicada a Santa María Madre de Dios y consagrada aquel mismo día por el Obispo de Osma don Juan Domínguez, en ausencia del Arzobispo de Toledo Don Rodrigo Jiménez de Rada, asistido por los Obispos de Cuenca, Baeza, Plasencia y Coria.
""En el año 1236,
pasa una nueva página
el libro de la historia:
tras más de cinco siglos,
se alza de nuevo, en este lugar,
la cruz de Cristo""
pasa una nueva página
el libro de la historia:
tras más de cinco siglos,
se alza de nuevo, en este lugar,
la cruz de Cristo""
La ceremonia de trazar con el báculo sobre una faja de ceniza extendida en el pavimento en forma de cruz diagonal las letras de los alfabetos griego y latino fue la expresión litúrgica y canónica de la toma de posesión por parte de la Iglesia. Aún siendo el protagonista de la reconquista de la ciudad, San Fernando sólo recibió, por concesión del Papa Gregorio IX, el derecho de presentación de cuatro prebendas en la futura Catedral.
A la actual Catedral de Córdoba precedió en el tiempo la
basílica de San Vicente mártir, aún visible en alguno de sus elementos,
levantada a mitad del siglo VI cuando comenzaron a expandirse por Hispania y el
reino de los Francos las religias del martir. Su proximidad al palacio de
Rodrigo, gobernador visigodo de la ciudad, y la amplitud del perímetro ocupado
permiten sospechar que pudo ser el principal templo de la diócesis y la domus
episcopi.
El culto cristiano pervivió en aquella basílica o en parte de
ella hasta el año 714, en que se expropia la mitad del conjunto, y el 786 cuando
el emir Abd al-Rahmán I procedió al derribo de toda la construcción cristiana
para levantar la antigua Mezquita de Córdoba.
Fuentes:
catedraldecordoba.es
Catholic.net
Wikipedia