miércoles, 1 de julio de 2015

Vivencias desde Hellín (Albacete)

Antonio Cabezuelo, un cofrade de Hellín (Albacete) que se desplazó a Córdoba el pasado sábado para disfrutar del Regina Mater, nos envía sus vivencias tras tener frente a frente a Nuestra Señora de los Dolores.

" Pasa ya el reloj las tres de la madrugada cuando otro palio cruza la Plaza de la Agrupación de Cofradías. La noche está siendo el broche de oro perfecto a un día que ha sido una fiesta del marianismo. Jesús y María, calle de tránsito mariano en esta noche cordobesa y los dos grandes pilares en la Fe de los cofrades.

El cansancio empieza a hacer mella, queda lejos el inicio del viaje al amanecer. Sin embargo me falta algo, para redondear la jornada y descansar con tranquilidad, sosiego, y felicidad plena. Me falta volverte a ver, un poco más de cerca, con algo más de calma, Señora de Córdoba y de mi corazón. Intento atajar a través de uno de los maravillosos callejones de la judería cordobesa, de esos que te transportan cientos de años atrás en el tiempo, para salir a tu encuentro. Calle Deanes, y ahí estás; ya viene majestuosa la Virgen de los Dolores por Judería. Con tu habitual elegancia, solemnidad y finura te acercas cada vez más. ¿Cómo vas a pasar por aquí? ¡Si esta calleja apenas tiene algo de acera a un lado de la calle! Te sigues aproximando, y como si fuera un regalo más que quieres darnos por haber ido a ti, se hace la oscuridad en la calle. Solo la cera de tu paso, envuelto en una nube de incienso, rompe la oscuridad de la noche. Que bonita eres vista de cerca. Que lujo para los sentidos es ver pasar tu trono a un palmo de mi cara. Las tulipas casi rozan los balconcejos, pero la casta y saber hacer de tus costaleros hacen que camines sin ningún problema, firme y decidida, reina y soberana, por la estrechez de Deanes, ¡pero si parece que te mecieran por ella cada día!

Comienzas a alejarte, tu manto, más que manto parece un cielo de estrellas en el que querer vivir la eternidad. Dicen que solo hay que romper el silencio si es para mejorarlo, así lo saben los amigos de la Banda de Música Nuestra Señora de la Estrella de Córdoba, que redondean el momento con una exquisita interpretación de Mater Mea.

Te veo cada vez más lejos, y te has llevado un trozo de mi corazón contigo. Nos volveremos a ver Madre, no se cuando ni como, y se que probablemente no sea con la misma magia que tú has querido regalarme esta noche, en un momento de los que se quedan grabados a fuego para el resto de la vida. Todo el calor, esfuerzo y cansancio han merecido la pena."

Antonio Cabezuelo